La ruta de la cresta sur de
Guayadeque se mantiene bien en invierno. Los matos crecen pero sin
invadir en demasía el camino. El suelo permanece compacto garantizando
un agarre espectacular y las vistas, las de siempre, nos hacen olvidar
la subida.
Cada vez que la hago se me hace
más corta la pechada con la bici al hombro por el camino de las
vueltitas. Serán las ansias de llegar al andén...o el deseo
de lanzarnos por esos rápidos caminos que nos esperan.
Es una ruta que no cansa...
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