martes, 27 de octubre de 2015

Vuelta a El Cotillo..a falta de Fudenas

Tras la suspensión de la Fudenas lo cierto es que tardé prácticamente un día entero en recomponerme del disgusto. Lo que sí sé es que nada mas enterarnos nos pusimos de acuerdo en seguir con el plan de ir para allá y si no podíamos hacer la carrera pues haríamos nuestra versión de la vuelta a El Cotillo en 2 días y aprovecharíamos el tiempo libre para parrandas, turismo y convivencia. Tras tantos entrenamientos con un solo fin se hace muy duro asumir que ya no vas a tener carrera pero con el plan que teníamos por delante tampoco era para echarse a llorar.

Don Agustín, Marqués de El Cotillo, nos cedió amablemente lo que ahora se tiende a llamar un Loft pero equipado con 5 habitaciones dobles, cocinas, neveras, baños, varios sofás, tv y hasta manguera para lavar las bicis. La única condición que nos puso era dejarlo todo como estaba.
Mientras íbamos en el trayecto desde Morro Jable a El Cotillo en los coches podíamos apreciar como tras las lluvias torrenciales que habían caído y que quedaban por caer el terreno no estaba para hacer la carrera al menos garantizando la seguridad de los 3.000 participantes entre las dos modalidades. Ver muchos barrancos corriendo y zonas del recorrido completamente inundadas iban haciendo que poco a poco me alegrara de que no se hiciera la prueba ya que así nadie lo disfruta por muy fuerte que estés.

Cele y yo estuvimos planificando un poco las rutas y la previsión meteorológica. Teníamos claro que si el tiempo respetaba había muchas posibilidadesde salir los dos días a rodar por los alrededores de la zona. El barro iba a ser compañero seguro así que no quedaba otra cosa que cambiar el chip ir a divertirse y probar el delicioso café que hacen en Lajares y los apetecibles pasteles de los locales de Corralejo.

La ruta del primer día consistió en una vuelta a todo el norte majorero dejando para el segundo día la visita a los acantilados de La Oliva, Tindaya y toda la meseta interior de la isla. Podemos decir a boca llena que nos respetó la climatología ya que pudimos esquivar la lluvia pese a ver cómo caían auténticas trombas de agua a solo unos kilómetros de nosotros.










Me encanta Lajares. Aunque no lo parezca es un pueblo con mucha vida, sólo hay que estar una rato sentado al borde de la carretera para darse cuenta. Es un lugar ideal para hacer la parada a mitad de ruta en alguna de sus cafeterías.



La paradoja de ver lluvia en el desierto. Contrasta a la vez que gusta ver esos mares de lava con el horizonte montañoso al tiempo que esos nubarrones descargan con violencia sobre un terreno que no tiene costumbre de recibir tanta agua en tan poco tiempo. Las nubes venían hacia nosotros pero nosotros también íbamos hacia atrás así que nunca nos llegaron a coger. Sí que vimos ciclistas haciendo el recorrido de Fudenas que iban directamente hacia ellas.

Al llegar a casa pudimos ver que en la zona hubo cayó una buena tromba en pocos minutos, haciendo correr barrancos y cortando alguna que otra carretera.







 
 Ya casi llegando a casa y con toda la isla por delante podíamos divisar la que estaba cayendo al tiempo que celebrábamos que ya era muy difícil que nos fuéramos a mojar.





 Hubo quien lejos de evitar los charcos disfrutó de ellos pasándolos a toda velocidad.





Método tradicional de secado del calzado.



 
Por la tarde, tras una pequeña siesta salí corriendo a fotografiar este espléndido atardecer. Me sentí privilegiado de tener esto justamente en la calle de atrás. 
Como aficionado a la meteo que soy estaba loco con todas las formaciones nubosas que pude ver en este viaje. En ese sentido también disfruté mucho.


 

 

 





 Ya por la noche el amigo Orlando nos invitó a cenar en su terraza. Siendo 10 no tuvo problemas en acogernos y recibirnos con una preciosa parrilla encendida a pleno rendimiento y diversos platos de la gastronomía local. ¡Qué más se puede pedir!












Al día siguiente, con el tema del cambio de hora resultó que salimos bastante temprano sin esfuerzos. De esta manera pudimos alargar la ruta que teníamos prevista en un principio y disfrutas de la luz y el fresco de las primeras horas de la mañana. Pese a la resaca salimos todos pudiendo hacer el recorrido a buen ritmo y sin contratiempos.



 Viendo esto pienso que no estamos muy lejos del paraíso...


































Vuelta a la doble

Hoy volví a coger la doble.
No la tocaba desde aquella última y gloriosa bajada en Los Alpes.

jueves, 8 de octubre de 2015

Día redondo

Amanecer en San Felipe para una rutita mañanera de casi 4 horas en vista al fudenas y atardecer con sesión fotográfica en Quintanilla con un atardecer fabuloso.

¡Un día redondo!